Recuerdo verte llegar
Corría el mes de diciembre,
No lo he de olvidar.
Tantos besos compartidos
Tantos sueños que ahora se han ido.
¿Cómo olvidar?
¿Cómo me quito este dolor?
¿Cómo te saco de mi mente y mi presente?
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Hay quienes viven cada día como si se tratara del último de de su vida. Los hay que contemplan el amor de modo similar, en un intento desesperado por eludir aquellos cambios, ínfimos o descomunales, que en todo momento se ciernen sobre cada uno de nuestros horizontes. Pero el sentimiento de apremio que surge de nuestro deseo de experimentar la vida y el amor al máximo puede precipitar la toma de determinadas decisiones, que no siempre resultan las más idóneas para quien las elige, ni para aquellos a quienes afectan. Es más, en ocasiones, enfrentarse a las consecuencias de las elecciones de cada uno puede resultar fatal, más incluso que la muerte. Tal vez sólo se viva una vez, pero no siempre tiene uno porqué desear sentir esa vida como eterna.