Por eso es importante rescatar el valor de las pequeñas cosas y de los detalles minúsculos que forman nuestra vida diaria, para aprender a disfrutarlos. Tenemos que saber hacernos dueños de nuestras propias vidas, y esto no quiere decir que podamos hacer lo que nuestra voluntad dicte, sin obligaciones ni responsabilidades. Simplemente, saber que esto que estamos pasando día a día en nuestra única existencia. Valorémosla y hagámosla digna de ser vivida.